Voy a ser breve, este tema «del hombre de negro» viene de esta entrada que después amplié, los más asiduos recordaréis que nuestro último «des-encuentro» ni siquiera llegó a darse, porque salí rapidito del aparcamiento.
Pues bien, como en la vida no puedes andar con miedo (si prudencia) hoy estaba con el portátil al mediodía en el lugar de siempre y le vi, se sentó como a unos 50 metros, yo seguí tranquilamente con lo mío, sin perderle mucho de vista. En una de esas estaba tecleando en el portátil, levanto la cabeza y…
Y ya no había forma de evitar el encuentro directo, de frente hacia el coche y a unos 20 metros de donde estaba venía hacia mi, apoyé tranquilamente el ordenador en el asiento del acompañante, abrí la puerta y me bajé del coche mientras él llegaba justo hasta donde estaba. Le miré fijamente a los ojos y le dije «Que !«, traía una bolsa consigo, no diré de donde y en la mano un reproductor de CD-MP3 portátil.
Lo de la tez morena que os dije su día, era porque es de etnia gitana y no, no iba de negro sino con una cazadora roja, gorra y vaqueros, unos 30 años y con esa mirada de quien ha vivido más de lo normal para su edad.
Me dice; – Perdón, a ver si puedes mirar como se pone la radio que no doy con ello, lo acabo de comprar y no va –
Le respondo; – Uhmm, espera, déjame echarle un vistazo – Lo miré y no veía la función de radio.
Curiosamente, él estaba más nervioso que yo, le temblaban las manos, esto podía ser por otros motivos pero sinceramente no me lo pareció, imagino que se sentía raro por el acercamiento y cómo me lo tomaría. Como detalle os diré que un coche que estaba a unos 20 m a mi derecha salió echando leches cuando llegó -;).
Le pregunto; – ¿Tienes por ahí las instrucciones? –
Me responde; – ¿Qué es eso? – El hombre saca de la bolsa el blister (si esos jodidos blisters que no hay dios que los abra -;).
Acto seguido, rebusco en la bolsa y veo allí el libro, lo abro y me pongo a mirar y efectivamente compruebo que no tenía radio…
Yo; – Amigo, esto no tiene radio –
El; – No puede ser, tiene que tener radio… –
Yo; – Pues si, ¿Qué te dijeron que la tenía? –
El; – No sé, igual entendí yo mal –
Yo; – Bueno anda, veo que tienes ahí el ticket, estás a tiempo de cambiarla –
El; – Si, iré ahora para allá, gracias –
Yo; – De nada, suerte –
Fin de la historia amigos, esto acaba de suceder minutos antes de estar escribiéndolo, no sabéis lo que me alegro de no haber hecho como la segunda vez cuando eludí el encuentro, ahora me gustaría saber que quería aquella vez ¿un cigarro?, no lo sé pero…me he quedado muy a gusto.
Me hubiera gustado contarle que por unos días fue el protagonista de mis paranoias y que incluso, en un sitio donde escribo sobre mis cosas, fue el protagonista con el apodo de «el hombre de negro», seguro que nos hubiéramos reído los dos a base de bien porque me pareció un tipo de lo mejor y que le haya podido ayudar no deja de ser una paradoja -;).
Así que, como dije en la entrada original, las apariencias (como muchos ya sabemos), engañan. Cuando le vuelva a ver, le preguntaré si surge a ver que tal le fue con el cambio del Radio CD MP3 y si tengo que ir yo con él a cambiarlo, no dudéis que lo haré. La realidad, en ocasiones, supera a la ficción pero no es menos cierto que nuestras actuaciones marcan también el devenir de los acontecimientos…
cezonillo
Ahora sólo falta que le invites a leer tu blog y que empiece a leer que si Android, que si Debian,… igual flipa en colores :P
dabo
Pues Cezo llegados a este punto nunca se sabe ;) Pero de veras que me jodio la sensación de que se lo hubieran vendido con radio sin tenerla aunque igual fue un despiste de él…
O… Vaya usted a saber
Martin
Aprovechando la conexión, me alegro de este final. La diferencia que hay entre la realidad y la imaginación!, nos inicias una historia y la de pajas mentales que nos podemos hacer.
Un abrazo
dabo
Pues si jeje, la verdad es que acabó así de bien y por cierto, no le volví a ver,ya os contaré -;)